¿Sabes que es lo bueno de los miedos?... Te muestran donde esta oculto tu valor

Saber perdonar, que tarea más difícil, es como pedirle a un niño de 2 años que te enseñe algebra, al menos que sea un súper genio es casi imposible. El orgullo es más grande a medida que vas creciendo y también el rencor, a veces nos cuesta dejar de lado ese dolor y esa enorme incapacidad de poner la otra mejilla, porque sabemos cuánto duele, y el masoquismo no está en nuestra expresión de vida, por lo menos no en la mía. Fue más sencillo hundirme en mi propia burbuja, crear barreras y poner barrotes en mi vida para que nadie pudiese hacerme daño, pero lo que no entendía es que esas barreras me llevaron a estar sola, aleje a mis amigos, a mi familia, e incluso a mí misma, a mi verdadero yo. Siempre le temí a la soledad, y es comprensible siempre estuve rodeada de atención, pero yo misma me arrastre a ella, y cuando llegue a un callejón sin salida me di cuenta de lo dañada que estaba. Quizás había evitado cierto dolor o quizás no, porque el dolor al que me enfrentaba ahora no me lo había hecho nadie más que yo misma. Me victimice ante los ojos de los demás y creí volverme más fuerte, más independiente, cuando en realidad llevaba en la frente pegada la palabra frágil. Mi autoestima estaba por los suelos, mi valoración propia en cero, permitía que los demás lo viesen y me trataran de la misma forma, si yo no era capaz de valorarme , ¿Por qué lo harían los demás?, era una cuestión de lógica, y la lógica era mucho más difícil de lo que a mí me hubiese gustado, permitía que pasaran por sobre mi cabeza sin rechistar, y lo peor buscaba enamorarme de la idea de un chico perfecto, porque no era del chico de quien me enamoraba, sino que era de lo que tenía en mi cabeza, adornaba cada situación, y todo sucedía en mi mente. Había tenido un montón de relaciones ficticias, y la única razón para hacerlo, era que de manera ficticia no había mentiras, ni decepciones. Tenía miedo, demasiado, ha nunca encontrara a ese hombre que vivía en mi cabeza, y aun que aun no lo encuentro hay algo que he aprendido, visto y escuchado, si no aprendo a quererme yo misma jamás lo hará nadie, y aun que puede que a pesar de que aprenda hacerlo siga estando sola, me tendré a mí misma, y con eso debería bastarme. No me refiero a ser egoísta, ya lo he sido bastante, sino mas bien a ser optimista, no se acabara mi vida si no la compartía con nadie, todo continuaría tal cual ,no dejara de salir el sol, ni tampoco se extinguiría el oxigeno. Mi vida no depende de mis relaciones amorosas, que son nulas, depende de mi y de lo que quiero ser , y definitivamente lo que quiero ser no estaba de la mano de continuar refugiada en mi fortaleza, estaba totalmente asociado a comenzar a ser libre, libre de mi misma, y de los demás. Porque estaba viva ahora, no cuando conociera a ese hombre o a esa mejor amiga, sino que en este preciso instante.